Mindfulness en las aulas
«El mindfulness es una técnica capaz de modificar el funcionamiento de la mente; no es un estado de relajación o concentración momentáneo, sino una manera distintas de gestionar las emociones y el pensamiento». Esta frase, pronunciada por Javier García Campayo, director del «II Congreso de Mindfulness en la Educación» celebrado en Zaragoza, es una de las bases sobre las que se asienta la práctica de esta actividad que reporta beneficios a los estudiantes como un aumento de la capacidad de concentración, mayor capacidad de memoria, mejora del rendimiento escolar, una mayor calidad de las relaciones interpersonales, un mejor manejo de las emociones, mayor claridad en la toma de decisiones, una mayor creatividad en la resolución de conflictos y una mejora en la capacidad de gestionar (y disminuir) el estrés. Al menos así lo confirman algunas de las experiencias que se dieron a conocer durante el Congreso, como las del Colegio de la Anunciación de Málaga, el Colegio Montpellier de Madrid o el IES Luis Buñuel de Zaragoza, o las que forman parte del programa Treva en Cataluña y las Aulas Felices en Aragón, entre otros casos.
Son experiencias educativas incipientes en España, pero que ya cuentan con una cierta tradición en otros países. Así, tal como se reveló durante el encuentro, el gobierno de Reino Unido ha adoptado la medida de incluir «mindfulness» en el currículo oficial después de conocer en un estudio médico que casi el 13% de los niños y jóvenes ingleses entre 5 y 19 años sufrieron en 2017 al menos un episodio de desorden mental.
Ese mismo estudio también reveló un incremento en los desórdenes mentales como la ansiedad o la depresión en la población entre 5 y 15 años pasando del 9% en 1999 al 11% en 2017, sobre todo en el caso de las niñas.
Además de Reino Unido, en países como Holanda ya es una asignatura obligatoria, por ley, en primaria y secundaria. Y en Australia el gobierno quiere que el mindfulness sea una materia curricular en 2020.
La clave: luchar contra la multitarea
Los adultos vivimos en un mundo de prisas y de constante actividad en el que no es habitual atender a una sola cosa en cada momento. Y eso, por mucho que se empeñen en vendernos como productivo, no es positivo. Nueve de cada diez personas usa su móvil a la vez que hace otras cosas como leer, estudiar, jugar a un videojuego, ver la televisión o mantener una videoconferencia. Según estudios de las Universidades de Stanford y Hardvard solo el 2% de la población es más efectiva gracias a la multitarea. Y no solo eso, sino que esos informes afirman que el 47% del tiempo la mente está divagando y que la procrastinación está empezando a ser un problema grave en las universidades de todo el mundo.
Por eso, tal como afirmó durante el II Congreso de Mindfulness en Educación la jefa del Área de Desarrollo Personal de la Fundación Ibercaja, Mayte Santos, «para que las personas puedan sacar lo mejor de sí mismas es importante ayudarles a frenar el ritmo de vida actual e introducir esa mentalidad desde pequeños en el ámbito de la educación, ya que el estrés y la ansiedad son las grandes enfermedades de este siglo».
Extraido de ABC bienestar: https://www.abc.es/familia/vida-sana/abci-mindfulness-puede-hacer-nino-tenga-ansiedad-201904300120_noticia.html