¿Se ha sobrevalorado la meditación?

Quienes ejercitan la meditación están convencidos de que con ello mejoran su salud y bienestar. Un número creciente de estudios así lo indican. Sin embargo, el diseño de numerosas de las investigaciones deja mucho que desear. Para elucidar la cuestión, un equipo de la Universidad Johns Hopkins ha revisado en fecha reciente hasta el más mínimo detalle de ensayos clínicos ya publicados. ¿Resultado? Si bien la meditación parece proporcionar un modesto alivio en los estados de ansiedad, depresión y dolor, se requieren más trabajos de calidad para juzgar su efecto en ciertos trastornos.

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Madhav Goyal, profesor auxiliar de medicina en la Johns Hop­kins, y sus colaboradores seleccionaron un total de 47 ensayos clínicos publicados a lo largo de 2012 y que evaluaban los efectos de la meditación en trastornos diagnosticados. Otro de los requisitos era que los estudios analizados contaran con probandos repartidos al azar en dos grupos: uno de meditación y otro de control (personas que hubiesen seguido otro tipo de intervención durante un tiempo similar al del grupo de comparación). Asimismo, examinaron si los investigadores de cada ensayo sabían qué tipo de intervención se había administrado a los voluntarios —lo ideal sería que no lo supieran, ya que ese dato puede influir en la evaluación—. Solo el 3 por ciento de los estudios cumplían criterios tan estrictos.

Según los resultados que se publicaron en enero de este año en JAMA Internal Medicine, existen indicios, no muy concluyentes, de que la meditación de consciencia plena alivia el dolor, la ansiedad y la depresión; en estos dos últimos casos, de manera similar a una terapia con antidepresivos.

La meditación de consciencia plena, una de las técnicas más investigadas, consiste en fijar la atención en el aquí y ahora. Los científicos no dispusieron de datos suficientes para evaluar otros beneficios de esta técnica ni los efectos de otras formas de meditación (prácticas basadas en mantras, entre otras).

Goyal sostiene que la escasez de resultados refleja la falta de conocimientos para establecer conclusiones definitivas. Ello se debe, entre otros motivos, a que no es fácil obtener fondos para investigaciones de calidad sobre la meditación. «Esa es, en parte, la razón de que los ensayos que estamos revisando se basen en muestras pequeñas y que muchos de ellos presenten una calidad deficiente», afirma Goyal. Además, la meditación puede proporcionar un abanico de beneficios más allá del tratamiento de ciertos trastornos, por lo que resultan difíciles de cuantificar.

Alan Goroll, profesor de medicina en la Universidad Harvard, confía en que los resultados sirvan de estímulo para enfocar estas cuestiones de modo científico.

 

Artículo publicado en la revista Investigación y Ciencia

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